Iluminación acogedora para noches de verano y para días de lluvia, en los que apetece luz cálida y buena compañía. Es fácil abrir el apetito en un gran salón en cuyas mesas reposan carnes, arroces y platos de diseño. El restaurante Piparra Brasas y Vinos en El Puerto se ha hecho hueco en la oferta hostelera de Vistahermosa desde que los socios y amigos de toda la vida, Juan Pedro Osborne y Carlos Saura, volvieron a hacer de las suyas.
“Era un proyecto que teníamos muchas ganas de hacer”, dice Carlos, sentado en el corazón de Piparra. Nombre de este gigantesco local que hace un guiño al País Vasco y a esa guindilla cultivada en el norte que, según dicen los expertos, tiene grandes niveles de vitamina C y son buenas para la piel.
“Queríamos combinar la forma de hacer las cosas en el norte con el producto de aquí”, comenta el empresario. Hermanar al norte con el sur, a Euskadi con Cádiz, y darle rienda suelta a un proyecto gastronómico nacido en 2022 que ya cuenta con muchos fieles.
Piparra se fija en el norte, donde “saben tratar muy bien las carnes y pescados a la brasa” para dar forma a su concepto y bautizarlo. “Nos parecía un nombre con gancho y cuando investigamos vimos que este pimiento se trajo de América y se adaptó fácilmente a la tierra. Se ha ido adaptando a cada zona, en algunas pica y en otras no”, comenta a lavozdelsur.es.
Juan Pedro y Carlos forman un dúo portuense que lleva más de 20 años dándole vueltas al coco y montando negocios por la provincia. Empezaron muy jóvenes con las copas, y después se adentraron en aventuras paralelas que han dejado huella en el imaginario colectivo. Los extintos 100 montaditos del centro de El Puerto, Ben & Jerry's o El Burladero -por nombrar algunos de una larga lista- fueron idea suya.
En la actualidad, regentan tres establecimientos de la franquicia Foster’s Hollywood, uno en Jerez, otro en Cádiz, abierto el año pasado, y otro en Vistahermosa, recién remodelado. También están al frente de Crefondue, el restaurante moderno ubicado en Puerto Sherry que ya lleva 19 años cocinando crepes y fondues frente al mar.
Su última experiencia hostelera fue Toro Tapas. “Nosotros lo diseñamos y lo arrancamos, pero hace dos años llegamos a un acuerdo con Osborne, quería integrarlo en su grupo de restaurantes y se quedó con la explotación”, detalla. De la calle de Los Moros saltaron al establecimiento donde antes de la llegada de Piparra se encontraba Acuarela, que combinaba cocina con juegos infantiles.
Así, los socios apostaron por este proyecto en un espacio que se sometió a una reforma integral para poder ofrecer una amplia terraza, y salones con reservados. “En el interior caben unas 100 personas, aproximadamente, y en la terraza unas 200”, explica Carlos.
En temporada alta, Piparra está al pie del cañón con un equipo de casi medio centenar de trabajadores que se esmeran para que los comensales disfruten de la experiencia. En el equipo están Pablo Ruiz, jefe de sala, y Edwin Van Zon, el maestro de los fogones. Este chef holandés, de 53 años, afincado en El Puerto desde hace 33, corta el solomillo antes de introducirlo a las brasas.
“Desarrollé mi vida laboral aquí, empecé con ellos en Toro Tapas, pero antes había trabajado en Los Jándalos, el grupo Haley, Chile Habanero y Kino's de Jerez, en La Choza y 19 años en el hotel Las Dunas en El Puerto”, repasa Edwin, que se siente a gusto en este restaurante con una barra central y recovecos para aportar intimidad.
Piparra no solo entra por los ojos sino también por la boca. Su carta está compuesta por platos fríos y calientes creados a base de productos de Sevilla, Huelva y Cádiz. “Vamos jugando con el ibérico de bellota, el atún de almadraba o el pescado frito para hacer combinaciones”, explica Carlos, que añade que hacen cambios en la oferta gastronómica dos veces al año, uno en otoño y otro en primavera.
En sus casi dos años de vida, este restaurante ya ha perfilado a sus estrellas. Esas que no pueden faltar y que relucen en la mayoría de las comandas. “Hay platos que no hemos podido tocar y que los tenemos desde el primer día que abrimos”, señala el portuense.
Entre ellas destaca el morrillo de atún rojo de Almadraba envuelto con una hoja de plátano y con guarnición de verduras al horno o la tortilla de gamba de cristal. La ensaladilla de gambas, con una piparra encima, y las croquetas de caña de lomo también están entre los platos más vendidos. “Muchas veces hacemos, diseñamos, montamos muchos platos más especiales, pero, al final, todo el mundo pide croquetas y ensaladilla”, comenta.
A los primeros puestos del ranking se suman los arroces a la brasa, seña de identidad de la casa, preparados en un horno de brasas y terminados a la vista de los comensales en unas llaunas cuadradas. Según expresa, “el arroz de presa ibérica, foie y setas es el top, hay gente que viene solo a comerlo”.
En Piparra se celebran comidas de empresa, reuniones familiares, cumpleaños y hasta bodas con un número de invitados reducido. El espacio da para celebraciones y para eventos que organizan con frecuencia para dar dinamismo al lugar, como unas jornadas de lechazo de Valladolid, o jazz y vermú en la parte de la terraza que llaman Wine Bar. En este espacio reservado para ello, además de contar con DJ casi todas las noches en verano, y con Zambombas en Navidad, los empresarios planean otras propuestas. “Vendrá un sushiman para poder tomar las piezas con cócteles, y en las jornadas gastronómicas del atún estamos barajando hacer un ronqueo en directo”, comenta.
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