Corre de mesa en mesa, saludando, abrazando. Se hace fotos con sus clientes. Una mesa de veintitantas personas, por ejemplo. El alcalde con miembros de su equipo en otro lado. Gente, gente y más gente. "Debería haber dicho todos los meses que me jubilaba, hay más clientela que nunca". Es Francisco López, aunque para todos es Curro el la Venta Los Conejos. Dice adiós, se marcha, se jubila, tras 56 años cotizados. Tiene 66 y ya le toca.
Y todo legal lo de empezar con 10 años. "Entonces, con permiso de tu padre, se podía hacer". Una historia que le ha llevado a ser establecimiento de referencia para comer conejo en Mairena del Alcor, y en general, en Sevilla. Un local por el que han pasado "todos los toreros, todos los artistas flamencos" y amigos de todo tipo. "Aquí han comido el Rey, Michael Douglas o el Loco de la Colina. Antonio Mairena venía todos los sábados antes de morir". Y todo "con cinco platos, no más".
La historia comienza cuando su padre trabajaba en una huerta cercana, llamada La Monita. Tenía incluso algunas vacas. Un día "le dijeron que se tenía que ir". Entonces, Curro cuenta que él mismo vio la oportunidad, "en esta esquina, a dos kilómetros de Mairena, donde no había ni luz ni agua". Empezaron en esto de la hostelería y llegó una clientela del regimiento cercano a servir huevos fritos y tortillas.
Hasta que un día, unos pescadores que solían parar en la venta, Paulino y Manuel Quiquito, rememora López, trajeron un par de conejos. "Mi madre se los cocinó y así empezamos". Entonces, llegar hasta aquella venta era "llegar al fin del mundo". Pero consiguieron una clientela procedente de Sevilla, Mairena, El Viso, Alcalá, Utrera, Carmona... "Y yo siempre he sido simpático, me han gustado el cante y los toros, los artistas". En eso, reconoce, "he gastado mucho dinero, pero también lo he ganado. Me voy dando casi 2.000 comidas semanales. Me retiro en lo más grande".
En estos años, ha servido comandas al abuelo y al bisnieto. "Cuatro generaciones". Ha visto crecer Mairena del Alcor como crecía su negocio. Hay pocos secretos, y los cuenta todos. "Me he podido equivocar, pero nunca engañar a nadie. He pasado 56 años sirviendo conejos y ahora está esto lleno de amigos", contaba este jueves, "con las mesas que son los de siempre, como estará hasta el domingo". Su negocio es una familia. "Ramón lleva 40 años conmigo de camarero, y eso que no le pago", dice con arte. "Tengo un personal muy muy bueno, y una mujer y una hija...". En ese calor, esa amistad, ese cariño, cuenta, hay mucho del secreto del éxito de la venta Los Conejos.
Pero hay que hablar de platos. De sus cinco cosas, como él dice. "El conejo me viene de Cascante, en Navarra, de máxima categoría. El que yo quiero, de 1,2 kilos. Un conejo fresco, matado dos días antes. El mejor tomate, de Martinete. La patata agria, el pan de Paco Murillo, el arroz doñana, que es como el bomba, pero que se pasa, como a mí me gusta. Eso, ensalada de patata, helado Camy, pijama, flan, tocino de cielo... Ah, la pechuga de pollo y el filete de cerdo, y el huevo. Eso es lo que tengo aquí. Y todo bueno. No lleva más misterio". El conejo, nombre del local, eso sí, tiene su receta. También clásica. Ajo, guindilla. El truco: "Cocinarlo de 10 en 10, si no no sale bien".
El local se mantendrá desde finales de agosto, y ahora cierra un par de meses. Lo toma el chef Gonzalo Mancera, de Gastrogon, en Alcalá de Guadaíra. "Estaba enamorado de esto, y le dije que si lo quería, que tenía que estar un año conmigo, de cocinero. Ahora sabe hacer bien este conejo. Pero además, sobre todo, se queda con todo mi personal, con Ramón, con Marina, con Carmen... y eso me da alegría". Otra de las claves, la de ese personal, tiene que ver con las condiciones, tan duras en la hostelería. "Aquí se trabaja de 11 de la mañana a 7 de la tarde. No es horario partido", y cerrando miércoles.
Ahora se acerca el lunes, el primer día de la nueva vida. El domingo serán las últimas comandas. No ha preparado nada de fiestas, así que será un día normal. "Si un día me da por organizar algo, lo haré, pero yo me quiero ir como el maestro Curro Romero: despacito, en silencio y decir se acabó, y así lo haré". "He tenido que anunciar que me jubilaba para contar que no estaría el local abierto. A mí me gustan las fiestas, pero yo soy así. Quiero irme como quiera. Como he hecho siempre, para lo bueno y para lo malo, en el ojo del huracán, con una fiesta cuando me dé la gana, sin necesitar un motivo".
Se mantendrá activo, irá a dar sus vueltas al local. Echará un ojo a su otro negocio, en Segovia, donde tiene un hotel. Pero sin pensar en hacer ese viaje que siempre quiso hacer, porque está muy viajado. "Siempre me ha gustado, con 18 años hice el transiberiano, sin saber inglés, yo solo". Y dio la vuelta al mundo hace 10 años. Irá también a los toros. Y a dar pregones taurinos. El próximo en Tijuana, México. Ya lo hizo en Santander, en Nueva York, en Almería...
Y tampoco quiere homenajes, recuerdos. El alcalde, Juan Manuel López, que ha ido este jueves a Los Conejos, le ha venido a decir que quiere ponerle "una rotonda, y no, yo no quiero nada, de verdad. No soy pretencioso, de verdad". Se queda con el respeto "de los compañeros, de aquí de Mairena, que hay sitios muy buenos para comer, con los que nunca he hecho competencia ni ellos conmigo", porque lo suyo han sido los conejos, "con los del Viso, Carmona, Utrera...", de los que es "el más veterano, porque nadie ha estado 56 años en la licencia" como dueño del bar, "aunque hay sitios muy antiguos de sus padres que son muy buenos".
Y se queda con sus recuerdos. En ese ambiente de artistas flamencos y gitanos, presume de que "a mi hija le cortó la uña el maestro Mairena". Y de ahí viene uno de sus mejores recuerdos. Este rito, tras el bautizo, lo realiza alguien con grandes dotes para el cante, el baile o el toque. Para que ese recién nacido las reciba. "Mis mejores días aquí fueron la fiesta de tres días de cuando el Nano de Jerez le cortó la uña a mi nieta. Estuvieron tres días aquí Paco de Lucía o Miguel Poveda, en 2012. Ortega Cano, Paco Cepero... todos, todos. Tres días comiendo y bebiendo sin gastar nada. Esto estuvo lleno de gente. Con eso me quedo", remacha.
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