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El Rincón de Omaíta, tapas del día y pataítas por bulerías entre amigos en la calle Empredrada de Jerez

Este pequeño establecimiento cumple una década en el corazón del barrio de San Miguel, un modesto local con desayunos, picoteo y cante improvisado

Jesús Piñero, propietario del Rincón de Omaíta en la calle Empedrada.
Jesús Piñero, propietario del Rincón de Omaíta en la calle Empedrada. Juan Carlos Toro
16 de enero de 2025 a las 19:06h

Callejear por los barrios antiguos de Jerez da la posibilidad de toparse con lugares especiales que conservan el sabor de esos viejos arrabales. Tascas, bares, tabancos que tienen mucho de lugar de encuentro de gente cercana, del alrededor, donde aún se respiran aires de pueblo, tranquilos sin más pretensiones. Todo esto, lejos de hacerlos marginales, los convierten en espacios ciertamente exclusivos y singulares.   

Hace una década, un amante del flamenco hizo realidad su deseo, abrir un bar, pero con sus peculiaridades. Tenía que ser su rincón, un lugar donde mandara el flamenco. No podía estar en cualquier lugar. Jesús Piñero tuvo la fortuna de encontrar ese sitio, un establecimiento que estaba a punto de cerrar en pleno barrio de San Miguel, rodeado de gente que como él, apasionados del arte jondo: "Lo abrí a mi gusto y en el sitio que me gusta. Ya no puedo pedir más".

Piñero tras la barra y ante un jamón.
Piñero, tras la barra y ante un jamón. JUAN CARLOS TORO

Así fue como puso en marcha El Rincón de Omaíta, situado en la calle Empedrada, muy cerca de la casa donde nació Don Antonio Chacón, rodeado de academias de baile y de grandes del flamenco, que rápidamente encontraron en el Rincón un lugar para encontrarse y compartir los buenos jereces y ratos de cante, todo espontáneo, nada concertado.

Su interior no puede ser más evocador de la esencia de los que se despacha. La pared del fondo está ilustrada con pinturas del monumento a Lola Flores —a apenas unos metros de distancia—, del de la Paquera —también al otro extremo de la calle—, la capilla de la Yedra —ídem—... También se reparten imágenes de ilustres del cante y el toque junto a decenas de otros detalles.

¿Y su nombre? "El nombre de Rincón de Omaíta es porque en mi padre tenía un bar en Guadalcacín, donde mi madre, mi abuela y mucha gente mayor se iban allí al calor de una chimenea, situada en un rincón que bautizamos como el de omaíta”, relata Piñero, añadiendo que "es como un homenaje a mi madre y a las mujeres mayores que se sentaban allí".

Cuenta a lavozdelsur.es que "aquí han parado y paran muchos grandes artistas como El Torta, el Capullo de Jerez, Paco Lara… para tomar su cervecita. Es un bar chiquitito, normalito, donde ponemos nuestras tapitas del día".

Vista general del Rincón de Omaíta.
Vista general del Rincón de Omaíta. JUAN CARLOS TORO

A veces se escuchan a grandes del flamenco. No se trata de recitales ni de actuaciones pagadas, "lo que hacemos es por gusto, porque nos gusta el flamenco", apostillando que cuando surge el arte, "es porque sí, es para nosotros, para mí, para toda la gente que pueda venir y disfrutarlo, pero en armonía".

Jesús Piñero tiene proyectos de futuro para su bar, "hacer algunos cambios y poner actuaciones concertadas. También crear una carta de comidas más profesional". Ahora lo que sirve son los vinos de las primeras marcas de Jerez, "también los de las cooperativas. Y de tapeo y picoteo variado, montaditos de queso, melva, caballa, palometa, chicharrones… tenemos nuestras cositas, los más típico de un lugar antiguo; de vez en cuando hacemos algún guiso".

Un conocido del barrio marcándose una 'pataíta' en el bar.
Un conocido del barrio marcándose una 'pataíta' en el bar. JUAN CARLOS TORO

Atrás quedó la Navidad, o la Nochebuena de Jerez, que se interpreta en las Zambombas. La de este Rincón son notorias, tanto que es una de las citas imprescindibles en ese tiempo. En esto reconoce que "durante 10 años hemos intentado que no se perdieran las Zambombas de Jerez. Por entonces no había apenas, muy poquitas. Y a día de hoy llevamos una década haciéndolas. Me siento orgulloso que en Navidad seamos un punto de referencia y venga tanta gente todos los años a disfrutarla".

La experiencia en esta década la considera "totalmente positiva" y recuerda que, cuando se hizo con las riendas del bar, "se iba a perder, lo fui remontando poquito a poco, porque estaba muy mal, estaba muy quemado. Con esfuerzo y constancia al final acabó dando frutos". En este tiempo, mira ya al Festival de Jerez, que para los visitantes que acuden al evento flamenco más internacional, el Rincón de Omaíta es un lugar icónico: "Hay muchos que vienen de Japón, de Italia, de Francia… Tenemos academias de baile muy cerca y los alumnos vienen aquí a dar las clases".

Sobre el autor

KIKO ABUIN 1

K. A.

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