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De ruta por las mejores churrerías de San Fernando: las imprescindibles de una tradición muy viva

Con azúcar o con los más modernos toppings, acompañados del clásico chocolate o café, este es uno de los productos estrella de la gastronomía isleña que, de un lado a otro de la ciudad, cuenta con una churrería de referencia

Una ruta por las churrerías de San Fernando.
Una ruta por las churrerías de San Fernando. MANU GARCÍA
20 de abril de 2025 a las 08:56h

Desde La Ardila hasta la Glorieta, de una punta a la otra de San Fernando, no hay barrio que no tenga en sus inmediaciones o muy cerca un freidor o una cafetería donde degustar los típicos churros de La Isla. De origen incierto, aunque las teorías apuntan a China, este postre hecho con harina, agua, aceite y sal lleva haciendo las delicias del público isleño desde hace décadas con generaciones enteras dedicadas a la elaboración de este producto típico. 

El 44 es, sin duda, uno de los nombres con mayúscula de los churreros de La Isla. El buque insignia de lo que ya es una marca reconocida, está en la céntrica plaza del Rey, y con la Semana Santa encima, los platos de churros no dejan de salir. Empiezan a las 8 de la mañana hasta las 12.30 horas aproximadamente y retoman por la tarde, desde las 17.00 hasta las 20.30 horas. La cafetería abre aún más temprano, a las siete de la mañana ya están repartiendo cafés y las también demandas tostadas con aceite, tomate y jamón.

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Una rueda de churros de La Ruleta.  MANU GARCÍA

Quien lo cuenta es Isabel Paz, encargada de este emblemático establecimiento de la restauración isleña, hoy en manos de Luis Manuel Expósito, uno de los hijos. Jesús Vidal es el que se levanta a las cuatro de la mañana para hacer la masa y lleva dieciocho dándole a la pala porque “aquí se hace todo artesanal”, coinciden ambos en señalar. ¿El secreto?, “mucho amor y sal de aquí, sal marina para que el churro tenga ese sabor”.

En el centro, ganan por goleada los churros tradicionales mojados en chocolate o café y aderezados con azúcar, pero, al igual que en la Casería, donde está el otro de los herederos de la saga, a los churros del 44 de la Plaza del Rey también se le pueden echar cualquier tipo de toppings o siropes, además de las ruedas de churros o los rellenos. “Son los chiquillos los que más lo piden”, explica Isabel, pero “es que con el churro se puede hacer de todo y Jesús te monta cualquier cosa en un momento”. De hecho, tan especializados están que tienen churros sorpresas y servicio a domicilio. 

Hasta la Casería, se ha ido Israel Expósito, la tercera generación del 44 para ofrecer además de churros tradicionales o renovados, unas vistas impresionantes a la Bahía. El público de este establecimiento es más joven y, quitando a la población que vive en el barrio de La Casería, el que va a posta a por los churros rellenos tiene que ir en coche. Y parece que la cosa funciona porque las facilidades de aparcamiento y el paraje incomparable, convencen. 

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Jesús Vidal, en el mítico puesto de churros del 44 en la Plaza del Rey.  MANU GARCÍA

Volviendo al centro, otro de los lugares imprescindibles para tomar churros con café es La Ruleta. Abiertos desde 1993, tiene una clientela fija a la que le gusta el sabor de sus churros. Paco Tejada es el maestro churrero que desde las 8.15 hasta las 12.30 horas da forma en la churrera a la masa que tan cuidadosamente prepara. Originario de Jaén, Paco le ha cogido el punto al churro de La Isla que es el que hacen en exclusividad. “La gente viene buscando el churro de toda la vida y ese es el que ofrecemos nosotros”, asegura Esteban Fernández, encargado del local. “Aquí hay sitio para todos y nosotros tenemos a nuestros clientes fijos de todos los días. Abrimos a las 7.30 horas, y además de los churros por la mañana, por la tarde, volvemos a tener desde las 17.00 hasta las 20.00 horas”.

Al final de la calle Real, o principio según se venga de Cádiz o Chiclana, justo enfrente del Castillo de San Romualdo, está el 40&Cuatro, otro de los locales que abrió la familia del 44 pero que desde hace años está regentado por un antiguo churrero, Jesús Zuaza que empezó en el bar de la plaza del Rey fregando platos. “Antes nos traían la masa, pero desde hace dos años la hacemos nosotros”. Su hija Tamara es la que regenta, junto con su marido, el local. Ella ha tomado el testigo de su padre que empezó en ese mundo a la temprana edad de doce años.

“Nosotros hacemos otra variedad de masa y con otra harina. Nuestros churros son más finos”, y por lo que se ve, tienen público para ello. “Mi padre y otro compañero, Ismael, están desde la siete de la mañana con la masa”. También han incorporado los churros con añadidos como la Nutella, el happy hippo o el pistacho, pero el objetivo es recuperar las porras. “Hay pocos sitios de porras en La Isla”, dice Tamara mientras atiende a uno de sus clientes habituales. “Aquí todos tenemos a nuestra gente más o menos estable y podemos vivir todos de esto. Nosotros tenemos muchas reseñas positivas en Google”, remarca Tamara que destaca el trato con los clientes como lo que más le gusta de su trabajo. 

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Unos clientes reciben churros en el 40&4 del Castillo de San Romualdo.   MANU GARCÍA

Más allá del 44

Pero no sólo vive del 44 La Isla. La Florida o El Choquito, también se suman a esta ruta gastronómica. Y, en dos de las esquinas de la ciudad se localizan otros establecimientos señeros. En la Ardila, está el bar Macarena, cafetería con sus propios churros, visitada no sólo por los vecinos del barrio sino por todos los usuarios del centro de salud Joaquín Pece que tras la consulta médica y, sobre todo, después de la extracción de sangre reponen fuerzas allí con un plato de churros.

Y en la Glorieta, se localiza un clásico entre los clásicos de los churros isleños. Churrería- freiduría La Estación, especializada en todo tipo de pescaito frito y en churros, eso sí, sólo los fines de semana y festivos. Ubicados desde 1995 en la calle Pintor José Martínez Pepiño, los hermanos Javier y Jesús Batista, recogieron el testigo de su padre José y su mítico quiosco de churros durante más de 40 años en la antigua estación de tren de San Fernando.

Clásicos o instagrameables, los churros siguen convenciendo a propios y extraños en La Isla y conviviendo con tostadas con aceite, jamón, zurrapa o el moderno aguacate y los huevos revueltos. 

Sobre el autor

Vanesa Perondi.

Vanessa Perondi

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