Salazones, ahumados y conservas: La Chanca, cuatro décadas de excelencia de un legado familiar

Esta empresa barbateña alcanza máximas cotas de calidad. La gama de productos que llega al centenar. Es el hoy de una firma que nació con un pequeño saladero de sardinas

Presentación de un ahumado de palometa de La Chanca.
Presentación de un ahumado de palometa de La Chanca.

En la década de los años 50, el abuelo de los actuales propietarios de esta marca, que constituyen la tercera generación, inició en Barbate un pequeño negocio en un local de 300 metros cuadrados en el que se dedicada a la salazón de sardinas que llegaban directamente de los barcos de pesca. Usaba métodos totalmente artesanales.

Ese concepto sigue siendo una prioridad para La Chanca, como recalca el gerente de la empresa José Luis Gómez: “Estos cuarenta años han sido una evolución constante así como una adaptación a los tiempos. El salazón fue lo primero, pero fuimos avanzando en la producción con otras líneas y adaptándonos a las costumbres del consumo, una  comercialización mas actual así como en la maquinaria, pero siempre basándolo todo bajo conceptos muy de nuestra empresa: la tradición, la artesanía y la máxima calidad.

Sede central de la empresa y tienda en Barbate.
Sede central de la empresa y tienda en Barbate.
Secadero arenques.
Secadero de bonitos.

A finales de los años 70 la actual Chanca adquiere las instalaciones que se convierten en la primera fábrica y tienda. Es en 1983 cuando se constituye la sociedad Salpesca y en los años 90 se realiza la apertura de varias tiendas propias. La nueva fábrica cuenta con 3.650 metros cuadrados que permite una mejor distribución para los procesos que se llevan a cabo. Incluso en ese avance, no dejan de  lado recodar a los clientes qué son y de dónde proceden con la apertura del Museo del Atún para dar a conocer más a fondo la tradición almadrabera y de la salazón.

El nombre de La Chanca hace referencia a sus orígenes ya que la instalación primitiva de su abuelo se denomina así, un pequeño espacio para la salazón del pescado recién traído del mar y para guardar los elementos de las almadrabas. Gómez pone de relieve que en este recorrido se han conseguido reconocimientos importantes, “como la obtención de la Indicación Geográfica Protegida Mojama de Barbate”.

Un operario salando un lomo de atún.
Un operario salando un lomo de atún.

“Una cuestión fundamental es creer en el producto buscando la  materia prima de calidad y producirlo manteniendo estándares de excelencia muy elevados”, señala el gerente. Afirma que alcanzar el ciento por ciento “nunca se llega. Lo hecho, hecho está, pero hay que seguir vigilantes en no perder las raíces. Trabajar pensando en que hemos conseguido todo, mal vamos”.

Actualmente cuenta con cinco tiendas propias en tres localidades diferentes y una gama de más de 100 productos. “Nuestra prioridad es la satisfacción de los clientes y continuar innovando para trasladar el mejor sabor del mar a través del delicado trabajo de nuestros trabajadores”.

Presentación de los productos que salen de La Chanca.
Presentación de los productos que salen de La Chanca.

Esto 40 años, para Jose Luis Gomez, “ha sido un continuo emprendimiento que empezó con mi abuelo y cuando nos incorporamos la tercera generación fue cuando comenzamos a ampliar producción y líneas de productos”. El mercado nacional sigue creciendo para La Chanca, pero no se contemplan planes expansivos: “Nos tienta la exportación, pero hay imitaciones en productos como el salazón que no es demasiado conocido fuera de España y con el ahumado, que tiene una caducidad corta, de unos tres meses”. Sin embargo, hacer alguna incursión en el mercado europeo sería una paso que no se descarta.

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Josema Valle

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