Los tesoros del Parque Natural Bahía de Cádiz relucen entre desfiles de flamencos, chorlitejos patinegro y cangrejos. La salicornia crece en un paisaje repleto de salinas históricas. Un ecosistema único en el que, desde hace unos años, se han fijado las empresas de turismo sostenible. Descubrir cómo funciona uno de los motores económicos de otros siglos y sus especies se ha convertido en un atractivo turístico, un reclamo para aquellas personas que desean profundizar en la importancia de estos recursos naturales.
A mediados del siglo XX, las salinas dejaron de ser rentables, dando lugar al abandono de muchas de ellas que llevan décadas sin vida. En los últimos años, ha crecido un especial interés por recuperarlas, darles una segunda oportunidad e impulsar proyectos ligados al turismo. El enclave presente una rica biodiversidad que sorprende a los visitantes y evoca recuerdos a los locales que antaño se dedicaron a este oficio. El poeta Rafael Alberti recitaba “Dejo de ser marinero, madre, por ser salinero”. Trabajo que muy pocos desempeñan y que se quiere poner en valor por ser parte de la historia de una Bahía que cada vez tiene más actividad.
La mayoría de salinas restauradas se concentran en Chiclana, El Puerto, Puerto Real y San Fernando y, en ellas, se organizan desde catas hasta despesques o degustaciones de los pescados y otros productos que regala este entorno.
Salinas Santa Teresa en Chiclana
Tras 25 años de abandono y utilizada como un vertedero de escombros, las hermanas Isabel y Ángeles Chozas Rendón, recuperaron en 2023 la salina Santa Teresa, en Chiclana. Así, promovieron un proyecto medioambiental que ofrece actividades de turismo acuícola y actividades de ocio. Organizan visitas guiadas para conocer el proceso de elaboración de la sal, talleres infantiles, despesques, actividades náuticas o avistamiento de aves. Además, es posible disfrutar de talasoterapia, baños de fango, sal y magnesio en un paraje inigualable.
Salinas Santa María de Jesús en Chiclana
Esta salina restaurada alberga el Centro de Recursos Ambientales (CRA) Salinas de Chiclana, que ofrece una amplia oferta de actividades para todos los públicos. Hay un museo, un mirador, una tienda para comprar la sal extraída de forma artesanal y un spa salino con tratamientos como envoltura de algas, baños de fango o exfoliantes, que funciona en temporada estival. También organiza visitas guiadas y dispone de un restaurante donde se pueden probar los productos sacados de las salinas y esteros como las ostras o el arroz con algas.
Salina de San Vicente en San Fernando
Ubicada en la carretera de la Carraca, es una de las pocas que siguen explotándose en la provincia gaditana y la única activa en San Fernando. Desde 1779, la familia Ruiz está al frente de este lugar donde se muele la sal con un molino del siglo XX. Manuel y Regla Ruiz son la tercera y cuarta generación que regenta esta salina que funciona como centro de celebraciones con restaurante. Allí los protagonistas son los pescados de esteros.
Salina El Estanquillo en San Fernando
La familia Armenteros, del grupo Asal se fijó en esta salina que recupera no solo para su producción sino también para el turismo. Está cerca del Centro de Visitantes del Parque Natural Bahía de Cádiz, que planifica recorridos y catas de sal para dar a conocer su valor y aprender a identificar los distintos tipos que existen en el mercado.
Salinas de Balbanera en Puerto Real
SEO/BirdLife, que es la Sociedad Española de Ornitología, y Salarte, asociación que trabaja para demostrar que la gestión sostenible de la marisma genera beneficios, han restaurado estas salinas históricas que llevaban más de 30 años abandonadas.
Se divisa un paisaje que reúne cuatro salinas, Balbanera Nuestra Señora del Pilar, La Molineta y el Manchón de Torrecilla. Ahora, todas se gestionan como una. Juan Martín, fundador de Salarte, consultor ambiental y gestor de espacios naturales protegidos, ha sido el encargado de diseñar el proyecto de restauración de este lugar donde, una vez más, pone en valor al ser humano como pieza fundamental para que haya vida en los esteros.
En este enclave, Juan y Ricardo Ariza, veteranos en las marismas, practican la pesca artesanal en los esteros, mientras que las universidades o el chef Ángel León desde Aponiente realizan investigaciones.
Salinas Iptuci en Prado del Rey
Aunque estén alejadas de la Bahía, no pueden faltar en esta lista por su singularidad. Jose Antonio García regenta desde hace 19 años las únicas salinas artesanales de interior que quedan en la provincia de Cádiz. Continúa con la tradición familiar en este enclave situado en Prado del Rey, en pleno Parque Natural de Los Alcornocales.
Él es consciente de que la producción de sal en la sierra no es lo común hoy en día, por eso mismo, desde su visión, merece la pena seguir mimando a este terreno como lo ha hecho su familia desde 1802. En el siglo XIX, su tatarabuelo Raimundo compró la salina a otra familia como negocio. Después, pasó de generación en generación hasta llegar a este pradense, que lleva casi dos décadas manteniendo la actividad. Él es la quinta generación de una saga de maestros salineros que siempre han conservado la estructura original del espacio.
Su objetivo es continuar produciendo la misma sal que sus antepasados. De forma totalmente artesanal y sin adulterar. Además de la producción y venta de sal, de forma directa, distribución a tiendas y por internet, José Antonio se dedica a divulgar la historia de estas salinas que tanto tienen que contar. Realiza visitas guiadas para mostrar un legado que gestiona con gusto y que le da para vivir.
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