40 años del botellón al tardeo con parada en internet
Cuentan los viejos hosteleros que todo visitante, a cualquier lugar, en cualquier momento del año, se hace dos preguntas fijas y universales cada día vacacional: qué tiempo hará y dónde comer. Con el paso de los años y ante la mayor explosión turística vivida nunca, transversal y en todas las épocas del año, cabe añadir una tercera: ¿dónde tomar algo después?.
Al calor de ese crecimiento de visitantes, que no de residentes, en la ciudad de Cádiz, las respuestas parecen multiplicarse. Los hábitos de los consumidores son cíclicos. A la explosión de vida nocturna en los años 80 y 90, con el conflictivo fenómeno del botellón como mayor aportación etnográfica, siguieron años de cierres y noches vacías con el inicio de siglo.
Barrios enteros, en cada municipio, enjambres nocturnos, se quedaron desiertos al caer el sol con el avance del nuevo siglo. La cadena de cierres fue inevitable. El crecimiento del ocio doméstico entre los jóvenes, con una oferta digital y audiovisual desconocida hasta la fecha, o las sucesivas crisis económicas (entre 2008 y 2013 con la pandemia en 2020) fueron las causas más detalladas por profesionales y expertos.
Con la euforia del hedonismo y los viajes disparada tras el Covid, las costumbres parecen cambiar de nuevo. Los que conocen el sector turístico y hostelero tendrán tiempo de ofrecer conclusiones. Mientras, los datos hablan de una sorprendente cantidad de aperturas, o anuncios, de discotecas y bares de copas en Cádiz. Hasta ocho proyectos ya en marcha o en obras en una ciudad que apenas supera los 100.000 habitantes.
Falta conocer si la actividad de estos nuevos espacios será nocturna o vespertina. "Los hábitos no paran de cambiar. Son como una noria. Cuando ves que se hace mayoritario un horario, una costumbre, ya se está preparando el cambio siguiente", afirma Raúl Cueto, empresario del sector en Cádiz.
"Después de la pandemia crece el concepto de tardeo. Cada vez más gente sale para almorzar y luego alarga la tarde de café o copas. Tiene la sensación de aprovechar mejor el tiempo y no trasnocha. Mucha más gente se recoge antes, se cuida, hace deporte y no se quiere acostar a las tantas" detalla el hostelero.
Sean esos motivos u otros, abren locales de este tipo en calles gaditanas que nunca los acogieron. San Juan de Dios y Ancha (en pleno centro) o La Palma (en La Viña) son vías que ofrecen ahora los primeros bares de copas cuando siempre fueron terreno exclusivo de viviendas, funcionarios, tapas, cafeterías o comercio tradicional. Los nombres, las ubicaciones y algunos detalles permiten a usuarios y profanos tratar de comprender el nuevo ciclo de ocio que se abre en Cádiz y, cabe suponer, en casi todas partes.
Una disco a la vera del Ayuntamiento
Una de las aperturas más llamativas entre las anunciadas, aún no realizada, es la del grupo Momart, con una gran discoteca homónima en la punta de San Felipe. La empresa ya ha iniciado las obras en un local de la plaza de San Juan de Dios, a menos de cien metros del Ayuntamiento. El emplazamiento es el que fuera hasta hace tres meses la taberna Volapié. Los responsables del proyecto son los hermanos Veiga y Paco Toro, promotor de conciertos, propietario de otros locales en distintas ciudades andaluzas y concesionario de la carpa de carnaval o del ciclo No Sin Música en el puerto de Cádiz durante los últimos años. La nueva discoteca contará con unos 380 metros cuadrados y terraza. Los promotores anuncian que su oferta abarcará desde la tarde hasta la madrugada con la música como base. La apertura está anunciada para la primavera de 2025.
La Marmita, de juguetería a bar de copas
La calle Ancha es, desde los años 80, peatonal. También se le supone como la principal vía comercial de Cádiz. La pujanza de las cafeterías (con La Lectora convertida también en librería este mes de diciembre) ocupa a estas alturas casi todo el espacio que antes tuviera el comercio tradicional. Con una docena de negocios antiguos o nuevos en los que desayunar, merendar, comprar dulces, tomar helado o incluso almorzar aparece ahora un "bar de copas". Su apertura se produjo el jueves 5 de diciembre. Para ejemplificar el tránsito, está ubicado donde vendiera ilusión navideña durante décadas la juguetería El Siglo. Tiene el mismo nombre que La Marmita, restaurante situado enfrente (calle Ancha, 7) y abre de 16 horas hasta la medianoche. El fenómeno de los bares de copas, que no discotecas y con horario más restringido, en calles que nunca los acogieron también se vive desde 2023 en la viñera calle de La Palma (Talento Cóctel Bar).
Ozzio o la resurrección de Muñoz Arenillas
La calle Muñoz Arenillas, paralela y equidistante entre Paseo Marítimo y avenida Cayetano del Toro, fue uno de los hervideros de pubs y botellones en los últimos 15 años del siglo XX de Cádiz. Cuando aquella moda pasó, para alivio de vecinos insomnes y atufados de orines, se convirtió en un erial de copas, apenas con media docena de bares de tapas o restaurantes abiertos. Sólo la discoteca Barabass (grupo Arsenio Manila) resistió como última representante de los viejos tiempos, entre 2001 y 2013. Justo en ese local, el mismo grupo inversor que anuncia la apertura en San Juan de Dios (Momart, con Paco Toro al frente) ha desarrollado una gran inversión para reformar el recinto cerrado. Ya está reinaugurado como Ozzio. Abrió por primera vez este 30 de noviembre. Sonido de los más destacados DJ, fiestas temáticas y música en directo se anuncian por parte de la empresa como principales atractivos en una legendaria calle del Cádiz golfo que resucita para la noche tras permanecer muerta más de 15 años. La terraza Atarde (azotea del hotel Q, con acceso exclusivo a través de un ascensor en la calle Adela del Moral) aparece como vecina más destacada en este nuevo auge del sector del ocio vespertino y nocturno.
Las viejas canciones de la calle Nueva
Una de las salas precursoras de esta nueva oleada de inauguraciones y anuncios fue NU, en la calle Nueva, apenas a 50 metros de la plaza de San Juan de Dios, en otra vía que había permanecido ajena a la vida nocturna durante décadas, con la excepción de la cercana y populosa terraza Muelle Uno (Canalejas con Cristóbal Colón). Inaugurada en junio de 2024, NU se promociona como "un nuevo espacio de ocio, diversión y cultura en pleno centro de Cádiz". Sus propietarios son cuatro: el futbolista gaditano del Sevilla Suso Fernández y los empresarios Raúl Cueto (Grupo Arsenio), Alejandro Aragón y Salvador Gamero (Finversur). Cuenta con dos niveles distintos, ambientes diferenciados y accesos por Nueva y Canalejas. Durante sus primeros meses de actividad resulta llamativo que su clientela sea mayoritariamente de una edad media elevada, por encima de los 35 años, con karaoke sobre piano, música ochentera o noventera y amplia programación de directos como principal oferta.
Nueva discoteca de 500 metros cuadrados en la Punta de San Felipe
Otra de las inauguraciones programadas para 2025, más allá del verano, es la del nuevo recinto de ocio de la Punta de San Felipe, un complejo de dos plantas llamado Calachica que transforma y agrupa ocho locales del deteriorado espacio creado en 1992. Aunque nace con vocación turística, frente al mar, con bares y restaurantes consagrados a piscinas o vistas al mar, pese a que su actividad principal será diurna, sus promotores anuncian que reservarán parte de su oferta para las puestas de sol y la noche. En este último apartado entra una nueva discoteca de 500 metros cuadrados en la planta inferior. El proyecto de Calachica está impulsado por cuatro socios, el promotor musical Omar Osuna (creador de No Sin Música aunque ya desvinculado y Bahía Sound en San Fernando), el empresario hostelero Raúl Cueto, ambos gaditanos, el ingeniero Javier Vázquez (grupo Edificarte) y la organizadora de eventos valenciana The Music Republic.
Dos cierres con solera: Cambalache y Babylonia
Como en el transporte público y los ascensores, para entrar hay que dejar salir. A la decena de aperturas recientes o anunciadas hay que restar dos bajas. El ocio nocturno de Cádiz despide en este año 2024 dos locales con larga y distinta tradición. Son dos cierres señalados aunque de diferentes características. El Pub Cambalache (en la céntrica calle José del Toro), penumbrosa meca del jazz andaluz y el carnaval callejero, echa la última baraja por jubilación de su propietario, Hassan Assad, y de buena parte de su clientela, de una edad muy parecida. En un punto distante de la ciudad de Cádiz, el Paseo Marítimo, cerró sus puertas para siempre este verano la discoteca Babylonia, con una parroquia mucho más juvenil y reguetonera. El último fin de semana de septiembre fue también el último con música y copas en este espacio. Sus dueños, miembros del Grupo Momart, son los impulsores de Ozzio y de la nueva discoteca en plaza de San Juan de Dios. Ahora tienen otros intereses aunque no descartan reabrir este clausurado local, al borde de la playa Victoria, con una oferta gastronómica, ajena al ocio nocturno.
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