Nuestras pisadas nos llevan hasta la tacita de plata, la capital trimilenaria que ha contemplado miles de vidas correteando por sus calles.
Es inevitable que con tantas personas, se hayan quedado leyendas urbanas que permanezcan gracias al eco de los amantes de lo paranormal. Una niña que confiesa su asesinato por los espejos, una misteriosa mujer que asesina a su pretendiente en un callejón, un duende que no tiene nada ser fantasioso, una monja en el hospital… Y podría seguir hasta que mis dedos se cansaran.
No obstante, entre tantas palabrerías nos encontramos con el castillo de Santa Catalina, a las orillas de la Caleta. Inspiración de tantos poetas que se disputan premios en el Teatro del Falla cuando llega el carnaval. Pero nosotros nos iremos a lo que nos interesa.
La cuarta dama blanca nos espera alrededor de la capilla de Santa Catalina, dentro del castillo de su mismo nombre. Los testigos afirman que deambula por esa zona en concreto del edificio. No huye, al contrario, te mira con su largo vestido blanco y su larga melena; morena, o castaña; y te hace gestos para que te acerques. Incluso, algunos han llegado a escuchar su voz llamándoles por su nombre.
Lo curioso es la historia de su capilla, que se habla que los masones estuvieron detrás de su proyección. Santa Catalina está inspirada en una matemática griega que estaba en contra de la religión católica. Es por eso que se retiró durante un tiempo del calendario de santos de Roma, pero por peticiones de los feligreses volvieron a ponerla. Matemáticas y masones… ¿Curioso?
Cuentan que en el suelo de esta capilla, o en sus alrededores, hay una losa de mármol blanca, que dicen que puede ser la tumba de esta dama blanca. Así explicaría porque se aparece tan cerca de ese sitio de culto.
Los últimos testimonios afirman haberla visto desde las afueras del edificio, ya que este da a un paseo que rodea el mar. Muchos jóvenes en verano se ponen con sus guitarras, o a charlar, mientras las horas de calor van
muriendo. Y es aquí, en la madrugada, cuando nuestra misteriosa dama se deja ver.
El castillo tiene varias garitas hacia este paseo. En una de ellas, que suele permanecer a oscuras en la noche, se enciende sin motivo alguno, mostrando a esta dama contemplando desde su interior a un joven guitarrista. El aficionado a la música quedó helado en pleno agosto, y acabó marchándose.
La visión fue por segundos, pero lo suficiente para echarle de su esquinita mágica. Como mágico es un encuentro con esta mujer para así preguntarle su nombre y su historia… Qué la ata a este castillo que antiguamente estaba ligado a los militares y aser una vulgar cárcel.
¿Quieres verla?