Por fin realizamos la última parada para conocer; de momento; la última dama blanca que se tiene constancia en la provincia de Cádiz. Sé que el número trece causa temor en algunas personas, pero el rastreo no ha dado más resultados. No obstante, seguro que en un futuro cercano aparecerán más.
La Reconquista fue un período tumultuoso en la historia de la península ibérica, marcado por la lucha entre cristianos y musulmanes por el control del territorio. En ese contexto, nació una historia de amor que trascendió las barreras culturales y religiosas de la época.
Catalina; una noble castellana descendiente de los Guzmanes; educada en la tradición cristiana castellana, se enamoró del emir marroquí Sidi Ali Ben Rachid de Vejer de la Frontera. Él era un hombre apasionado y culto, pero con una visión del mundo y de la vida muy diferente a la suya. La pareja fue expulsada de la ciudad cuando cayó en manos cristianas y se trasladó a Marruecos, donde Catalina adoptó el nombre de Lalla Zhora para integrarse en la cultura árabe.
Pero a pesar de la felicidad que Catalina encontró al lado de su amado, su corazón siempre anheló su tierra natal y su pueblo, Vejer. La nostalgia la consumía lentamente, hasta el punto en que su esposo decidió crear una ciudad a imagen y semejanza de la suya natal, a la que llamó Chaouen. Pero aunque esta ciudad le brindó cierto consuelo, Catalina nunca pudo superar el dolor de la separación de su tierra y su gente.
Con el tiempo, Catalina murió de pena, dejando a su esposo sumido en la tristeza. Años después, cuando visitamos Vejer como testigos del mundo del misterio, nos percatamos de una extraña figura que deambula por las calles del pueblo. Se trata de una mujer envuelta en una manta negra que la cubre por completo, dejando al descubierto sólo un ojo. La gente la conoce como la marimanta o cobijada, y se dice que su principal objetivo es hacer daño o poseer los cuerpos de amantes infieles.
Lo curioso de esta dama blanca es su peculiar forma de vestir, ya que porta el cobijado. Hay que decir que la vestimenta típica de la mujer de Vejer de la Frontera llamada cobijado tiene su origen en la época de los siglos XVI y XVII y proviene de la cultura castellana. Esta ropa era utilizada por las mujeres del pueblo en su día a día y se destacaba por ser económica y sencilla de confeccionar. El detalle que marcaba la diferencia en la posición social de la portadora del cobijado era la pomposidad de los encajes de la blusa. El conjunto consta de enaguas blancas con tiras bordadas, una blusa blanca con adornos de encaje, una saya negra que ajusta la cintura y un manto negro. A día de hoy se utiliza para vestir a mujeres seleccionadas para las fiestas típicas del pueblo.
La figura de la cobijada se ha convertido en una leyenda urbana en Vejer, y se cuenta que su manta negra es un símbolo de su tristeza y dolor. Pero lo que llama la atención es que la mujer que se oculta detrás de la manta es de color blanco; cuando lo habitual es el color negro; lo que nos lleva a pensar si se trata realmente de Catalina, que ha regresado como fantasma para vengarse de aquellos que la expulsaron de su pueblo natal con su amado marido.
¿Está tomando la justicia por su propia mano, causando desgracias y palizas inexplicables a los herederos castellanos que la traicionaron? La respuesta es un misterio que todavía perdura en las calles empedradas de Vejer de la Frontera.
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