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Los fantasmas del Hospital General San Carlos I - El médico fantasma

Inaugurado en el siglo XIX, tiene detrás montones de historias, como la de este médico espectral

El Hospital San Carlos, en San Fernando.
El Hospital San Carlos, en San Fernando. MAURI BUHIGAS
01 de abril de 2025 a las 15:13h

Tras haber explorado las enigmáticas historias que rodean al Hospital Universitario de Puerto Real, especialmente aquella sobre la figura espectral conocida como La Capellana , dirigimos ahora nuestra atención al Hospital de San Carlos en San Fernando. Este centro sanitario, con una rica trayectoria histórica, ha sido testigo de transformaciones significativas desde su fundación hasta la actualidad. 

El Hospital de San Carlos tiene sus raíces en el siglo XIX. Su construcción comenzó en febrero de 1809, durante la Guerra de Independencia Española, en un esfuerzo por atender a los numerosos heridos del conflicto. Inicialmente, se improvisó un hospital en un convento de franciscanos debido a la urgencia y al gran número de prisioneros franceses, ya que el hospital aún no estaba terminado.

En 1836, pasó a estar bajo la jurisdicción de la Marina, coincidiendo con la supresión del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. A lo largo de su historia, el hospital ha brindado atención tanto a pacientes militares como civiles, desempeñando un papel crucial durante epidemias como la fiebre amarilla, el cólera y la gripe española. El hospital ha estado ubicado en dos lugares distintos, situados ambos a escasos metros. Desde su creación hasta 1981, estuvo ubicado junto al Panteón de Marinos Ilustres. En 1981, se trasladó a una nueva ubicación a mano izquierda del Panteón, donde permanece actualmente. En 2014, el Ministerio de Defensa transfirió la gestión del hospital al Servicio Andaluz de Salud (SAS), marcando una nueva etapa en su servicio a la comunidad. 

Desde la transferencia al SAS, el Hospital de San Carlos ha experimentado una serie de mejoras y ampliaciones destinadas a optimizar la atención sanitaria. En 2015, se incorporó la Unidad de Salud Mental de San Fernando, trasladándola desde el centro de salud Joaquín Pece. Este traslado permitió ofrecer a los usuarios un espacio más amplio y adecuado, mejorando la intimidad y calidad de la atención. Entre las inversiones más destacadas, se encuentra la creación de una Unidad de Neurorrehabilitación, destinada a pacientes con lesiones medulares o daño cerebral adquirido. Esta unidad cuenta con habitaciones individuales y áreas especializadas para diversas terapias, facilitando la recuperación y reintegración de los pacientes a su entorno familiar y social.

Una paciente 

Al igual que muchos hospitales con una larga historia, el Hospital de San Carlos no está exento de relatos que alimentan el imaginario colectivo. Una de las leyendas más conocidas es la de una anciana que, una tarde alrededor de las cuatro, esperaba ser atendida por un especialista. Según la historia, un médico abrió la puerta y, amablemente, la invitó a pasar, siendo ella la primera paciente en llegar. Una vez dentro, el doctor, visiblemente nervioso, manipulaba los cajones y consultaba su ordenador como si no reconociera algo. Finalmente, se levantó y le pidió a la anciana que esperara allí, saliendo de la sala y cerrando la puerta tras de sí. 

Pasado un tiempo, otro médico ingresó en la consulta y, sorprendido al ver a la paciente, le preguntó cómo había llegado allí. Ella relató que un compañero suyo le había abierto la puerta, pero que se había marchado diciendo que volvería pronto. Intrigado, el médico se acercó a un mueble, extrajo una fotografía de varios facultativos del hospital y le pidió a la anciana que identificara al doctor que la había atendido. Al señalarlo, el médico le informó que era imposible, ya que ese doctor había fallecido tiempo atrás y, aunque esa había sido su consulta, actualmente estaba asignada a otro profesional. 

Historias como esta, aunque carecen de evidencia tangible, reflejan el profundo impacto emocional que los hospitales pueden tener en las personas. Estos relatos, transmitidos de generación en generación, contribuyen a la mística y el carácter único de instituciones como el Hospital de San Carlos, recordándonos que, más allá de su función sanitaria, son espacios cargados de humanidad, memoria y, en ocasiones, misterio. 

Sobre el autor

Antonio S. Jiménez

Antonio S. Jiménez

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