Sigamos explorando el enigmático Hospital de Jerez, un lugar donde los susurros del más allá se entrelazan con la realidad. Entre las figuras espectrales que deambulan por los pasillos asépticos de este edificio, destaca Isabel, la enfermera, cuya presencia es conocida por todos, pero no es la única entidad que deja una huella inquietante en este recinto hospitalario.
Existe, por ejemplo, la enigmática energía de una niña que sostiene en sus pequeñas manos una pelota roja, y su presencia ha sido avistada en la sala de cuidados intensivos, especialmente en la sección de cardiología. Esta niña, ataviada con un pijama de época, parece inmersa en un juego solitario que trasciende las barreras del tiempo. Es importante mencionar que, en esta parte del hospital, se administran ciertos medicamentos que pueden inducir a alucinaciones, y es precisamente esta leyenda la que ha llevado a algunos pacientes a ser sugestionados, haciéndoles creer que la niña con la pelota roja se materializa después de la administración de dichos medicamentos.
Contamos con testimonios estremecedores que ponen la piel de gallina, como el del enfermero que, durante un breve descanso en la zona de quirófanos, ubicada justo encima de la UCI de cardiología, se vio despertado de un sueño profundo por una extraña sensación. En el duermevela, se encontró con la mirada fija de una niña que lo observaba a través de los barrotes del quirófano. Este escalofriante encuentro dejó una impresión tan profunda en el enfermero que solicitó no volver a ingresar en ese quirófano, excluyendo así cualquier influencia de medicamentos.
Un testimonio aún más reciente involucra a tres enfermeras que ingresaron al dispensario de hemodiálisis para recoger suministros antes de preparar los quirófanos. En un momento dado, dos de ellas comenzaron a sentir malestar físico y tuvieron que retirarse, dejando a su compañera sola en la tarea. La sorpresa de esta última fue mayúscula cuando, al volverse para abandonar la habitación, avistó a una niña con una pelota roja parada en la entrada. Aunque
inicialmente pensó que la niña estaba perdida, pronto notó que llevaba un pijama de hospital de la antigua usanza, en lugar de la típica vestimenta infantil actual. Además, el miedo se apoderó de ella al darse cuenta de que, al observar el bote de la pelota, no pudo ver los pies de la misteriosa niña.
Así que, ¿deambula esta pequeña entidad etérea por los pasillos en busca de sus padres hasta la eternidad? Cada vez que, por desgracia, tengamos que atravesar esos pasillos, si nos topamos con la figura de una niña con una pelota roja en lugares inusuales, recordemos que solo está buscando a sus padres, y no debemos temerle. Su presencia, aunque enigmática, es un recordatorio de la frágil línea que separa el mundo de los vivos del más allá en este misterioso hospital de Jerez.
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