Los fantasmas del Hospital Universitario Puerta del Mar V - La enfermera de Medicina Nuclear

La leyenda se remonta a tiempos antiguos, cuando las protecciones para los trabajadores eran precarias y el riesgo era una sombra constante

Vista del Hospital Puerta del Mar, en Cádiz.

En los oscuros pasillos y sótanos del Hospital Universitario de Puerta del Mar de Cádiz, donde convergen los destinos de los enfermos y los ecos del pasado, se encuentra una entidad que ha desconcertado a muchos: la enigmática Enfermera de Medicina Nuclear. Su presencia se despliega entre los ascensores y los confines del sótano, un área sensible que alberga la lucha contra enfermedades potencialmente mortales.

La leyenda se remonta a tiempos antiguos, cuando las protecciones para los trabajadores eran precarias y el riesgo era una sombra constante. Se cuenta que la enfermera, portando un carrito de productos tóxicos, experimentó un trágico destino. Un fallo en el ascensor desencadenó un incidente que resultó en su fallecimiento, ahogada por los gases tóxicos liberados en la tragedia. Sin embargo, su presencia parece persistir en la actualidad, manifestándose en un espectro silencioso que deambula por los pasillos del sótano.

Se dice que el ojo humano no puede captar su presencia, pero las cámaras de seguridad registran su figura caminando con solemnidad, vistiendo la vestimenta de enfermera de una época pasada. El personal de seguridad, desconcertado, ha reportado encuentros inexplicables, creyendo en la presencia de una figura sospechosa que desaparece misteriosamente al ser confrontada. Uno de los fenómenos más perturbadores involucra a los vigilantes que, al revisar las grabaciones, descubren que la Enfermera de Medicina Nuclear estaba presente junto a ellos, invisible a sus ojos pero claramente visible en los monitores de seguridad. Este fenómeno ha desconcertado a aquellos que experimentan la dualidad entre lo que ven en tiempo real y lo que revelan las grabaciones.

La desconcertante presencia de la enfermera no se limita al personal de seguridad. Pacientes y visitantes aseguran haberla visto en el ascensor, vestida con ropas de enfermera antigua, una aparición silente que no pulsa botones ni pronuncia palabra alguna. A diferencia de la monja, que transmite tranquilidad, la presencia de la Enfermera de Medicina Nuclear se percibe como algo más estresante y agobiante.

La confusión se apodera de quienes comparten sus experiencias, dando lugar a preguntas sin respuesta. ¿Es la Enfermera de Medicina Nuclear una entidad real o una proyección de las sombras del pasado que se desliza entre los recovecos del hospital? ¿Podría ser que, en algunos casos, la monja asuma la apariencia de la antigua enfermera, añadiendo un matiz de confusión a las experiencias relatadas?

La línea entre la realidad y lo sobrenatural se desvanece en los pasillos del Hospital Universitario de Puerta del Mar, dejando a aquellos que han encontrado a la Enfermera de Medicina Nuclear atrapados en una red de misterio sin respuestas claras.